Mi Historia

Nací el año 1947 en las afuera de Roma, en un pueblo llamado Rocca Priora (la colina más alta) en una familia económicamente acomodada y profundamente religiosa.
A los seis años mi hermana menor (Lucía, 1950-2011) y yo perdimos nuestro padre Emilio Andrés (1916-1954), después de una prolongada enfermedad. Con mucho dolor, mi madre María (1924-1999), quien quedó viuda toda su vida, aceptó que mi niñez y parte de la adolescencia transcurrieran en internados, religiosos y laicos.
A los catorce años, volví a vivir con mi familia para completar exitosamente mis estudios de secundaria (Liceo clásico de Villasora, Frascati, regida por los Salesianos y luego la universidad (Universidad de Roma Física).
En ese período maduré una personal vocación religiosa y laica al mismo tiempo: los gérmenes están en la espiritualidad salesiana, la praxis en el servicio pastoral en la comunidad de base de mi parroquia y la madurez en la frecuentación de la Capilla Universitaria a cargo de jesuitas que eran también docentes de la universidad Gregoriana.
En ese contexto, terminados los estudios universitarios, después de cortas experiencias de investigador y de experimentador didáctico, opté por realizar un período de mínimo dos años de voluntariado y cooperación técnica en América Latina. Finalmente llegué a Bolivia el año 1973 y aquí me quedé hasta el día de hoy (más de 50 años), primero en El Alto, trabajando en lo social y en lo religioso durante tres años, luego en La Paz, con actividades multifacéticas.
Pronto se requirieron mis servicios también en la Universidad Mayor de San Andrés, donde serví durante más de 40 años en la docencia, la investigación y la interacción social. Entre mis hitos mencionaré la creación del Laboratorio de Física de la Atmósfera, las campañas del Eclipse 1994 y de la Radiación Ultravioleta y la participación activa en la reforma universitaria de la década de los ’80.
El año 1975 me casé con Sonia Chevarría con quien tuve tres hijos maravillosos (Darío Andrés, Mariberta y Lucía). Ella nos dejó trágicamente el año 2011 en un accidente de auto. El año 2015 volví a casarme con Ana Carola Lara con quien fusionamos nuestras dos familias en un amor maduro que abarca a seis hijos y diez nietos en total.
Nunca dejé de servir, de diferentes maneras, a la Iglesia Católica, por cuyo servicio llegué a Bolivia, pero también a mi segunda y definitiva patria (soy boliviano desde el 2004) incluso asumiendo responsabilidades de gobierno (2004-2005).
Actualmente soy un docente emérito jubilado que se ocupa de temas de energía e hidrocarburos, sigue sirviendo al Señor y a la Iglesia, cuida de una familia numerosa, convive con una enfermedad muy agresiva y sigue orientando a sus lectores con columnas de opinión y otros escritos, a la espera de ser “examinado en el amor” por el Señor.
La Paz, abril de 2024